8 de marzo de 2011

La Sal de la vida

La costumbre de frotar con sal a un recién nacido se practico hasta principios del siglo veinte. La sal es un agente que elimina muchas bacterias de la piel del niño y previene su reproducción. Además, sirve para exfoliarla y dejarla suave y tierna como la de todos los bebes. A través de la Biblia, la sal es símbolo de preservación y pureza. Hoy en día, tiene otros significados. Uno de ellos es que la sal representa gracia y agudeza personal al conversar o en el porte. Y, precisamente, es de nuestras palabras de lo que tratare a continuación.

La sal representa nuestra manera de hablar y los términos que usamos al hacerlo. El libro de los Proverbios nos dice que el poder de la vida y de la muerte se encuentra en la lengua. Las palabras sin sal pueden ser de muerte, desprecio, enojo y rechazo. Esta idea impacta mucho mi vida, porque soy una persona que tiende a hablar bastante, y me tengo que preguntar si mis palabras están produciendo vida o muerte en los oyentes.

En las narraciones bíblicas, la palabra hablada recibe un lugar de mucha importancia: Dios hablo, y se formaron los plane­tas; Jesús hablo, y se calmo la tormenta; nosotros hablamos y recibimos nuestra salvación (1 Juan 1:9). Formamos gran parte de nuestra identidad como personas, a través de las palabras de otros, porque influyen en la auto percepción y el sentimiento de seguridad.


Si usted nunca recibió algunas palabras «saladitas», si nunca pudo escuchar una palabra de ánimo, de amor o aceptación de parte de las personas más allegadas a usted, eso es una parte difícil de su vida, un área donde probablemente existe algo de muerte en usted. Puede decir que no es verdad, pero si permite que el Espíritu Santo traiga a su memoria las palabras que pudieron producir muerte en su corazón espíritu o emociones, se dará cuenta de que sí le afectaron. Si no permitimos que estas surjan en la superficie de nuestra conciencia, entonces serán como puertas abiertas por donde el enemigo podrá entrar a lastimarnos e impedir que alcancemos todo lo que Dios tiene por delante.






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