28 de julio de 2009

Padre, como ninguno


Padre, como ninguno
El Padre, conoce íntimamente a cada individuo que camina sobre la faz de la tierra.


Texto Bíblico base: Mateo 9:35-11:1  
Parte de las instrucciones que Jesús dio a sus discípulos, antes de enviarlos a ministrar de dos en dos, abarcó el tema de la persecución. Como he mencionado en los devocionales anteriores, no deja de llamar la atención que considerara importante incluir este tema en un momento para el que hubiéramos escogido como tarea más importante animar a los discípulos. Nuestra idea de animar, sin embargo, se entiende por tratar de esconder las verdades que consideramos ofensivas o duras. Cristo deseaba que los discípulos estuvieran bien enterados de lo que les esperaba por delante.
No obstante, los animó a que no se sintieran atemorizados por esta realidad. Su argumento se concentra, ahora, en describir la extensión que tiene la autoridad del Padre. Para ilustrar, se vale de una insignificante realidad: «¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?» Los pajarillos a los que hace referencia Jesús eran tan comunes y ordinarios que se vendían dos por un precio irrisorio. Lo bajo del costo convertía a estos pajarillos en la comida común de los pobres. 
¿Quién podía estar interesado en el destino de algo de tan poco valor? Jesús, no obstante, señala: «Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el permiso de vuestro Padre».
¡Qué tremendo! Muchas veces creemos que nuestro Padre está demasiado ocupado para fijarse en los pequeños detalles de nuestra vida. Sin embargo, Cristo continúa, «aun vuestros cabellos están todos contados». Es decir, Dios no está abrumado por la cantidad de asuntos que tiene que hacer, ni la cantidad de personas que tiene que atender. Su conocimiento y cuidado es tan extraordinario que él sabe la cantidad exacta de cabellos que cada uno de nosotros tiene sobre su cabeza. Aun si consiguiéramos quitarlos todos y colocarlos sobre una mesa para contarlos, sería prácticamente imposible saber cuantos cabellos tenemos. ¡Y eso que son nuestros! Mas el Señor sabe con exactitud el número de cada habitante en el planeta.
¿Cuál era el fondo de lo que Jesús estaba diciendo? «Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos». Cristo estaba enfatizando que no ocurre nada en el universo sin que el Padre interponga su mano allí. No existen situaciones que se le escapen de control ni que superen sus capacidades para intervenir. Su soberanía es enteramente diferente a la de los reyes y gobernantes de la tierra, para quienes nosotros no somos siquiera una cifra en su mente. El Padre conoce íntimamente a cada individuo que camina sobre la faz de la tierra, y su compromiso es cuidar y atender las necesidades de cada uno. 
Todo esto nos invita a una postura de tranquilidad y confianza. Nadie puede hacernos nada si Dios no lo ha autorizado. De modo que podemos hablar tranquilamente de las cosas del reino a quien se nos cruce en el camino, porque su oposición no afectará ni un ápice el compromiso que el Padre tiene con nosotros. ¡Estamos en buenas manos!
¿Cómo concluye Cristo este argumento? ¿Qué significa que él nos confesará delante del Padre? ¿Qué ocurre en las esferas celestiales cuando somos fieles hacia Dios? 
Producido y editado por Desarrollo Cristiano Internacional .-

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